Manifiesto del opositor que lo va a conseguir

No es una promesa. Es una decisión sostenida en el tiempo.

Esto no es motivación. Es claridad.

Esto no es optimismo. Es enfoque.

Esto no es un “lo intentaré”. Es un “lo haré”.

Estás aquí porque sabes que la plaza no se regala. Porque sabes lo que exige y aun así has decidido seguir.

Este manifiesto no te pide que seas perfecto. Solo que no seas alguien que se rinde sin pelear de verdad.

Es tuyo. Léelo. Cuélgalo. Repítelo cuando dudes. Porque si lo sostienes, lo consigues.

La diferencia entre los que aprueban y los que lo intentan está en cómo piensan cuando nadie los ve.

Cada línea de este manifiesto es un compromiso contigo mismo. No con los demás. No con una academia. No con una fecha de examen. Contigo.

Porque el día del examen no vas a improvisar. Vas a presentarte con todo lo que ya has hecho, pensado, corregido y superado.

Este es tu punto de partida. O tu punto de reinicio. Pero sobre todo, tu declaración personal de que no vas a soltar esto hasta tenerlo.

Manifiesto del opositor que lo va a conseguir

• Acepto que no será fácil. Y aun así, no pienso negociar mis ganas.

• No necesito motivación diaria. Necesito estructura, método y verdad.

• Cada vez que me caiga, me levantaré antes y más claro.

• No estudio para aparentar. Estudio para rendir.

• No busco perfección. Busco progreso constante.

• El miedo al examen no me frena. Me ordena.

• No me comparo. Me mido contra el que era hace un mes.

• No espero a estar preparado para avanzar. Avanzo para estar preparado.

• No confundo repasar con releer, ni estudiar con acumular.

• Si tengo poco tiempo, lo uso mejor. Si tengo mucho, no lo derrocho.

• Acepto los días malos, pero no me quedo a vivir en ellos.

• Lo que hago cuando nadie me ve es lo que define si lo conseguiré.

• No hay plan B. Porque esta es mi decisión. Y la voy a sostener.

Imprime. Coloca. Cumple.

No necesitas motivarte. Solo necesitas no olvidarte de quién eres cuando estás centrado.