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Ellos opositan, pero vosotras también resistís

Ser pareja de un opositor es vivir la oposición en silencio, con paciencia y fortaleza.

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Cuando alguien se prepara para Policía Local, toda la atención parece volcarse en él: su esfuerzo, su estudio, sus horarios imposibles. Pero pocas veces se reconoce la otra cara: la de la pareja que sostiene todo mientras la vida se pone en pausa.

Detrás de cada opositor que aguanta, hay alguien que aguanta aún más en silencio.

No es fácil convivir con un calendario de test, repasos y simulacros que manda más que cualquier plan. No es fácil aceptar que habrá fines de semana sin cenas, veranos sin vacaciones y demasiadas conversaciones centradas en leyes, artículos y plazos. Y aun así, seguís ahí.


El sacrificio invisible

Las parejas de opositores hacen sacrificios que casi nunca se cuentan:

  • Cargar con más responsabilidades en casa.

  • Aceptar cambios de humor fruto de la presión.

  • Renunciar a planes compartidos por horas de estudio.

  • Ofrecer apoyo sin pedir nada a cambio.

Ese papel silencioso es también parte de la plaza.


La paciencia como fortaleza

La oposición no dura días, dura años. Y acompañar a alguien en ese camino requiere una paciencia inmensa. Porque no se trata solo de esperar, sino de sostener. De recordar al opositor que no está solo cuando duda de todo, incluso de sí mismo.


El reconocimiento que merecéis

Si un opositor consigue la plaza, no es solo su victoria: también es la vuestra. Porque habéis aprendido a resistir juntos, a entender que este esfuerzo compartido forja no solo un futuro profesional, sino también una relación más fuerte y real.


Esto es CENCOPS

Aquí sabemos que las parejas también opositan.

Que su apoyo es parte esencial del camino.

Por eso este reconocimiento es para vosotros: los que acompañáis en la sombra, los que dais calma cuando todo tiembla, los que seguís ahí aunque no siempre se os nombre.

La plaza también es vuestra.

 
 
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